El gobierno español ha enviado una propuesta al BCE pidiendo una reforma en su mandato. El único mandato actual del BCE es mantener «la estabilidad de los precios», que tal y como ellos lo interpretan, significa mantener la inflación alrededor del 2%. En otros países como EEUU su banco central tiene, además del control de la inflación, un segundo mandato sobre la creación de empleo.
En la propuesta del gobierno español se pide añadir un segundo objetivo para el BCE: que utilice la política monetaria para prevenir divergencias macroeconómicas entre países. Algo que desde el punto de vista de la integración europea no es descabellado, si se tiene en cuenta el efecto tan importante que las políticas del BCE han tenido, acrecentando las diferencias entre países. No queda claro cómo se podría concretar este mandato en la práctica. Probablemente implique la emisión de Eurobonos que igualen hasta cierto punto las condiciones de financiación de los países.
Aunque parece muy improbable que esta propuesta sea aprobada, sobre todo por la debilidad de la posición española frente a Francia y sobre todo a Alemania, a nosotros nos parece de suma importancia:
- En primer lugar, hace visible la política monetaria, que es algo que permanece en el rincón técnico de las páginas salmón, lejano a los no especialistas, pero que sin embargo tiene un impacto enorme en nuestro día a día. El propio gobierno reconoce que «en algunos países, la política monetaria fue excesivamente expansiva, y creó condiciones financieras que promovieron el excesivo endeudamiento y la acumulación de desequilibrios». ¡Que es exactamente lo que defendemos nosotros!
- Por otra parte, hace patente que la función del BCE no es inmutable. El funcionamiento del BCE, tal y como está diseñado, no ha dado los resultados esperados, como ha sido evidente con la gigantesca crisis financiera. Y por tanto es totalmente lógico proponer reformas a ese funcionamiento del BCE, algo que también apoyamos.
Así pues, estamos de acuerdo con la propuesta del gobierno español en que hay que reformar el BCE para que tenga unas políticas monetarias diferentes, pero desgraciadamente nuestro acuerdo sólo llega hasta ahí. La propuesta es muy débil. Con los instrumentos de que dispone, el BCE no es capaz de determinar la masa monetaria ni la gestión crediticia de la banca. Sólo las guía aproximadamente. Es como conducir un coche desde el asiento de atrás, con una caña atada al volante.
Nosotros sí que estamos proponiendo una reforma de verdad para el BCE, conjuntamente con nuestros socios alemanes, holandeses, etc. Al igual que proponen nuestros socios americanos, británicos, suizos, canadienses e islandeses para sus respectivos bancos centrales. Una reforma razonable, realista, moderna, bien pensada por grandes economistas. Poner paños calientes (que ni siquiera van a ser aceptados) no va a solucionar nada. La única solución es la implantación del dinero soberano.
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