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  • De cómo someter a un país, y cómo liberarlo

    De cómo someter a un país, y cómo liberarlo

    Nos ha sorprendido este artículo en terc3ra información: «El Banco Central de Canadá podría recuperar su capacidad de emitir y entregar dinero al estado sin la banca privada como intermediaria: un revolucionario caso judicial silenciado en los medios. El 26 de enero de 2015, en Toronto, Canadá, 3 jueces dictaron una sentencia histórica en el caso COMER (Committee on Monetary and Economic Reform) contra el banco de Canadá. Se espera que la sentencia tenga importantes repercusiones sobre los bancos centrales de todo el mundo. Lamentablemente, el gobierno de Canadá ha exigido a los grandes medios de Canadá que no cubran este caso judicial debido a que golpea directo al corazón del sistema de dinero basado en deuda, según el conocido abogado constitucionalista Rocco Galati».

    El Banco Central de Canadá emitía dinero y lo entregaba al gobierno sin interés. Esto fue así hasta 1974, cuando fue sustituido por el sistema ‘estándar’ actualmente en todo occidente: El banco central presta a la banca privada, quienes a su vez prestan al gobierno, pero a un interés mucho más alto. Desconocemos la razón de tal cambio, pues el sistema anterior parecía funcionar bien.

    Lo que sí conocemos son los efectos del cambio: El gobierno canadiense tenía una deuda de 18.000 millones, pero en tres años se disparó hasta los 588.000 millones. Actualmente la deuda es de 734.000 millones y supone un 33% del PIB de Canadá. Una cifra modesta comparada con el sobreendeudamiento de otros países como España, pero aún y todo les supone el pago de 18.000 millones al año en concepto del pago de intereses.

    En el caso de España, el servicio de la deuda supondrá 35.490 millones de euros en 2015, lo que supera al gasto disponible de todos los ministerios juntos. En 2008 se gastaban 16.631 millones por este concepto. Gran parte de este dinero va a la banca privada, simplemente por hacer ese papel de ‘intermediarios’.

    Con este sistema de financiación de los gobiernos se produce un efecto de «bola de nieve»: Los gobiernos que tienen un déficit se ven obligados a pedir prestado. Al año siguiente tienen que soportar además del déficit el pago de los intereses del dinero prestado, por lo que salen a pedir aún más dinero prestado. Y así sucesivamente. Evidentemente la deuda crece hasta ser gigantesca (la de España ya supera el billón de euros), hasta el punto de que no se puede pagar y no hay salida. En ese punto, si uno se aprieta el cinturón para pagarla comete un ‘austericidio’, y si continúa pidiendo prestado, queda en manos del sistema financiero, quienes pueden decidir si le prestan o no (poniendo condiciones) o cuánto le van a cobrar por ese préstamo (gracias al control de las agencias de rating). En cualquier caso, la voluntad democrática soberana de un país ya no vale para nada, pues queda en manos de sus acreedores financieros. Tachán, jaque mate.

    Volviendo al caso de Canadá, unos ciudadanos y la asociación amiga COMER han presentado una demanda contra el Banco Central de Canadá, exigiendo que se vuelva a su función constitucional de crear dinero y entregarselo al gobierno libre de deuda. Sorprendentemente, el 26 de enero 3 jueces dictaron en Toronto una sentencia histórica. El gobierno canadiense tiene ahora 60 días para presentar una alegación al supremo. Mientras tanto ha exigido a la prensa un silencio total sobre este asunto. Es por esto que se está difundiendo en los medios alternativos.

    Esa es la manera de liberar a los países democráticos del estado de sumisión al que les ha llevado el sistema financiero gracias al control de la deuda: implantar un sistema monetario basado en el Dinero Soberano. Confiamos en que el caso de Canadá concluya favorablemente y sea un espaldarazo para nuestros propósitos a través de todo occidente. Seguiremos informando.

  • Sorprendente fichaje en el Banco de Inglaterra

    Sorprendente fichaje en el Banco de Inglaterra

    Nos informan del fichaje del economista Michael Kumhof por parte del Banco de Inglaterra. Este economista alemán tiene una interesante biografía: ha trabajado como gestor en Barclays y también como investigador, habiendo publicado algunos papers.

    Hasta ahí todo normal. Lo que ya empieza a atraer nuestra atención es que, mientras era responsable de la División de Modelos, dentro del Departamento de Investigación del Fondo Monetario Internacional (FMI), publicó un artículo titulado The Chicago Plan Revisited, en el que aplica su método de modelado matemático a las propuestas del Plan Chicago, recientemente mencionado en este blog, y llega a estas rotundas conclusiones:

    En plena Gran Depresión un grupo de importantes economistas realizó una propuesta de reforma monetaria que se conoció como Plan Chicago. Se planteaba la separación las funciones monetaria y crediticia del sistema de banca, requiriendo el 100% de reservas para los depósitos. Irving Fischer (1936) sostuvo que la reforma tendría las siguientes ventajas: (1) Mucho mejor control de la mayor fuente de fluctuaciones del business cycle, repentinos crecimientos y contracciones del crédito bancario y del suministro del dinero creado por la banca. (2) Completa eliminación de los pánicos bancarios (bank run). (3) Reducción dramática de la deuda pública. (4) Dramática reducción de la deuda privada, debido a que la creación de dinero ya no requiere crear deuda simultáneamente. Hemos estudiado esas afirmaciones utilizando un modelo del sistema bancario cuidadosamente calibrado. Hemos encontrado que todas las afirmaciones de Fischer son ciertas. Es más, el crecimiento de la producción se acerca al 10%, y la inflación puede caer hasta cero sin suponer un problema para la conducción de la política monetaria.

    Aquí tenéis un vídeo donde el propio Kumhof explica su investigación y los resultados alcanzados.

    El hecho de que un investigador relevante del FMI publique un trabajo con esas afirmaciones tan rotundas, posicionándose tan claramente a favor del Plan Chicago, ya es de por sí una noticia de primera magnitud, que debería haber supuesto algún titular en la prensa económica. Cosa que sabemos que no va  a suceder, ya que los medios desgraciadamente se centran en el rifirafe diario y están muy alejados del problema de fondo que subyace en el propio sistema.

    Pero lo que ya nos sorprende enormemente es el hecho de que esta persona, tras haber publicado un trabajo encomiando el Plan Chicago, haya sido contratado por el Banco de Inglaterra. Dice la nota de prensa que el nuevo puesto, creado específicamente para Kumhof, contribuirá a definir el Plan Estratégico de la entidad. Para los que no creemos en las casualidades, y menos a esos niveles, esto es toda una noticia. Y más sabiendo que hace poco en el Parlamento Británico se debatía las ventajas de una hipotética reforma monetaria.

    Teniendo en cuenta que el sistema monetario moderno prácticamente nació en el Reino Unido con su Bank Charter Act, tiene mucho sentido que sea allí donde comience el asalto y derribo de este sistema caduco y defectuoso.

  • El concepto de Dinero Soberano no es nuevo: el Plan Chicago.

    El concepto de Dinero Soberano no es nuevo: el Plan Chicago.

    El concepto de Dinero Soberano no es una cosa de cuatro iluminados. Tiene una importante historia y ha sido respaldado por algunas de las mentes económicas más brillantes del último siglo.

    En 1932, aproximadamente 20 años después del establecimiento de la Reserva Federal como banco central norteamericano, la situación económica era dramática (por cierto, mucha gente se asombra al saber que en la mayor parte de los momentos de pujanza económica, los EEUU no tenían un banco central). Desde la crisis del 29, la producción industrial había caído un 47%, los ingresos un 52%, y el desempleo un 329%, hasta alcanzar el 25%.

    Muchos expertos eran conscientes de que el sistema bancario había sido el causante del problema, y abogaban por una profunda reforma. En ese contexto de profunda crisis, y temiendo revueltas ciudadanas, un grupo de prominentes economistas de diferentes universidades americanas crearon una propuesta de reforma del sistema monetario, denominada Plan Chicago. Entre ellos cabe mencionar a Henry Simons y Paul Douglas de la Universidad de Chicago; Frank Graham y Charles Whittlesey de Princeton; Irving Fisher de Yale; Earl Hamilton de Duke; y Wilford King de NYU. La propuesta fue enviada a un amplio conjunto de académicos, entre los que obtuvo un masivo respaldo.

    El documento comenzaba describiendo el sistema monetario y bancario (muy parecido al actual) como ‘dañino’. A continuación describía la reforma, consistente en tres puntos que en esencia son los que reivindicamos hoy en día, y que muy sintéticamente se pueden definir así:

    Primero: Sólo el gobierno de los EEUU tendría la facultad de crear dinero. Se nacionalizaría la Reserva Federal. Se quitaría a los bancos el poder de crear dinero mediante la abolición de la reserva fraccionaria y el establecimiento de unas reservas del 100%.

    Segundo: El Plan separaba la función de «creación de préstamos», perteneciente a la banca privada, de la función de «creación de dinero», perteneciente al gobierno.

    Tercero: El Plan distinguía entre ‘dinero’ y ‘crédito’. Una confusión frecuente y que había sido una de las causas de la depresión, pues a medida que empresas y ciudadanos reducían su demanda de préstamos, se reducía la cantidad de dinero en circulación.

    Paul Douglas escribió: «Los banqueros por supuesto se opondrán a esta propuesta, ya que les quita el lucrativo privilegio de crear dinero». Las mejores mentes económicas de la época secundaban el plan, destacando Maurice Allais, el gran economista francés, Irving Fisher, quien escribió extensivamente sobre el Plan hasta los años 40, y Milton Friedman, quien en 1975 y 1985 testificó ante el Congreso «continúo apoyando el sistema de reservas del 100%».

    A pesar de todo este apoyo, no fue posible convertir el Plan en una ley. Las razones por la que no triunfó esta reforma fueron:

    Primero: No se presentó al público claramente la necesidad de una reforma y las ventajas del nuevo sistema. Sólo Fischer defendía la difusión pública de esta cuestión, lo que no fue recibido con agrado por el resto de economistas, más partidarios de un enfoque académico y restringido. Además, algunos de los economistas estaban obsesionados por la perfección en la elaboración de la propuesta.

    Segundo: No se hizo una buena gestión política. El senador Cutting, que era quien lo defendía, no se explicó bien sobre algunos puntos fundamentales de la propuesta.

    Tercero: El senador Cutting murió en un accidente aéreo en 1935.

    Finalmente en 1933 se aprobó la ley Banking Act, una versión muy diluida e irreconocible, tras la cual todo el debate monetario quedó zanjado. De forma no satisfactoria, como podemos comprobar en la actualidad.

    El American Monetary Institute, AMI, fundado en 1996 por Stephen Zarlenga, es una asociación que pretende retomar el Plan Chicago, actualizarlo y convertirlo en proposición de ley, lo que denominan American Monetary Act. Por supuesto desde Dinero Positivo les apoyamos plenamente en este propósito.

  • La deuda que no se paga

    La deuda que no se paga

    El debate de la deuda vuelve a estar en todos los medios, esta vez por culpa de Grecia. Parece claro que Grecia no va a ser capaz de pagar su deuda, que asciende al 175% de su PIB. Según el nuevo gobierno griego, el pago de la deuda está ahogando al país, y por eso se propone renegociar las condiciones, incluyendo posibles quitas.

    Pero aunque éste es el caso más espectacular y dramático, está lejos de ser el único. Este artículo de El Economista alerta de que 6 países del Euro ya superan el 100% de deuda respecto al PIB, y otros dos (España y Francia) se unirán durante 2015.

    • Italia 133,8%
    • Portugal 129,4%
    • Irlanda 116,7%
    • Chipre 112,2%
    • España, de 97% a 100,3%
    • Francia, de 95,2% a 100%

    Y eso teniendo en cuenta que para disminuir esta cifra de deuda / PIB, lo que han hecho es intentar inflar el denominador, incluyendo en el cálculo del PIB actividades como tráfico de drogas y prostitución. En el caso de España eso ha hecho que el PIB suba 26.193 millones, lo que a su vez ha afectado al cálculo de la deuda. Para alcanzar el 5,5% comprometido con Bruselas, el déficit tenía que ser de 57.607 millones, pero con el nuevo PIB el déficit puede subir hasta 59.000 millones. Es decir, el truco contable de inflar el PIB le ha ‘regalado’ al gobierno español 1.400 millones de deuda.

    Pero lo grave es que el déficit primario (sin contar intereses) sigue siendo elevado en todo estos países, por lo que aún se ve lejos la posibilidad de tener superávits que permitan comenzar a disminuir el volumen de deuda. Para empeorar las cosas, los gobiernos contaban con la inflación para ir decreciendo el peso relativo de la deuda, pero el cálculo les ha salido rana y lo que tenemos en realidad es una deflación, lo que implica que el peso relativo de la deuda aumenta.

    Parece obvio que se acentuarán las políticas de austeridad, con recortes de gasto y subidas de impuestos. Y mientras tanto los partidos políticos y los medios mainstream siguen ignorando el concepto de Dinero Positivo, la gran esperanza de salir de este círculo vicioso.